Llegamos al último, pero no menos importante, valor que representa a nuestro Estudio: la responsabilidad . Más allá de la que nos corresponde legalmente como profesionales fedatarios en nuestra profesión de traductores públicos, hay un matiz superior que va más allá de la mera obligación. Relacionamos este valor con el compromiso hacia la profesión, hacia los colegas, hacia los clientes y hacia cualquier tercero con el que interactuamos en el Estudio. Tomamos decisiones de modo de no afectar a los demás y conociendo cabalmente las consecuencias de estas decisiones. De esta manera, nuestras obligaciones nos comprometen y por ello todos aquellos con quienes interactuamos profesionalmente pueden confiar en nuestro accionar. Traducimos la responsabilidad hacia nuestros clientes cumpliendo (y muchas veces mejorando nuestros estándares) en tiempo y forma con nuestro trabajo. Nunca obviamos la investigación terminológica, el contexto en el cual se insertará la traducción y del cual viene e
Hablemos de honestidad . Un valor que, en mi opinión, deberíamos tener todas las personas y organizaciones, pero que, en la práctica, no todos lo tienen. Como buena traductora, voy a empezar por el origen de la palabra honestidad. Proviene del vocablo latino honestĭtas, que es la cualidad de ser honesto. Se trata de aquel que es decente, honrado, justo, razonable. Para actuar con honestidad se requiere apegarse a la verdad, más allá de los propios intereses. Quien actúa de acuerdo a sus propios deseos y, por ejemplo, no provee información completa, no es honesto. Y punto. Estamos hablando de respetarse a sí mismo y a los demás. Es fundamental para para crear vínculos de confianza con nuestros clientes y así cooperar con el logro de sus objetivos, tal como lo expresamos en la declaración de los valores de nuestro Estudio. En la entrada en la que hablamos de ellos , utilizamos este valor específicamente en la pregunta ¿Con qué conducta nos movemos profesionalmente? La respuest