Llegamos al último, pero no menos importante, valor que representa a nuestro Estudio: la responsabilidad.
Más allá de la que nos corresponde legalmente como profesionales fedatarios en nuestra profesión de traductores públicos, hay un matiz superior que va más allá de la mera obligación.
Relacionamos este valor con el compromiso hacia la profesión, hacia los colegas, hacia los clientes y hacia cualquier tercero con el que interactuamos en el Estudio. Tomamos decisiones de modo de no afectar a los demás y conociendo cabalmente las consecuencias de estas decisiones.
De esta manera, nuestras obligaciones nos comprometen y por ello todos aquellos con quienes interactuamos profesionalmente pueden confiar en nuestro accionar.
Traducimos la responsabilidad hacia nuestros clientes cumpliendo (y muchas veces mejorando nuestros estándares) en tiempo y forma con nuestro trabajo. Nunca obviamos la investigación terminológica, el contexto en el cual se insertará la traducción y del cual viene el documento original, la preparación de glosarios, el trabajo de edición y revisión, entre otras tareas que van más allá de la traducción propiamente dicha.
Manteniendo un procedimiento responsable de trabajo nos aseguramos la calidad final y la fidelización de nuestros clientes generando un vínculo de confianza. A través de este vínculo logramos que ellos lleguen a sus objetivos personales, empresariales, comerciales, legales.
En definitiva, y para cerrar esta serie sobre los valores de nuestro Estudio, es la forma en la que llevamos nuestra labor día a día. Es la manera que tenemos de ser y así nos presentamos al mundo en forma coherente y transparente. Porque en última instancia, no deja de ser un Estudio de traducción, en el que actuamos como puentes de comunicación y entendimiento entre personas y organizaciones para lograr un mejor mundo para todos.
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