En esta entrada voy a continuar con el hilo que comencé en la entrada anterior. Se trata sobre la relación entre el lenguaje y las intenciones, y cómo las aclaraciones en muchos casos pueden llevar a encasillamientos, pero en otros pueden conducir a un ambiente de respeto.
Ése es el caso de la segunda nota que leí en Forbes: What's in a pronoun?. Pueden leerla cliqueando el título, ya que inserté el enlace en él. En ella, el autor, quien, luego de interesarse y aprender sobre el tema, boga por la creación de espacios laborales en los que se respete la identidad de género, en particular mediante la aclaración, al momento de presentarse, del pronombre con el que cada persona quiere ser llamada. Por ejemplo, en mi caso: "Graciela Darritchon. Ella." El planteo del artículo es cuándo, cómo y por qué hacerlo.
En este caso, el hecho de aclarar hay que pensarlo al revés que en el caso de las mujeres fundadoras de la entrada anterior. Cuando en este último con la aclaración probablemente se encasillaba, en el de aclaración de los pronombres, se ayuda a crear espacios y lugares de género neutro y respeto a la identidad del otro. Lógicamente, como está en mi naturaleza de traductora, me tomé un tiempo para educarme mejor sobre el tema.
Esta nueva postura, la de aclarar el pronombre con el cual uno elige ser nombrado, tiene un importantísimo referente y aval en las Naciones Unidas. Otra gran impulsora también es la vicepresidenta de Estados Unidos de América, Kamala Harris, quien aclaró el pronombre con el que quería que se la mencionase en su cuenta de Twitter.
Tomar en cuenta la aclaración del pronombre se entiende como un acto de solidaridad con las comunidades LGTB. Ayuda a conversar sobre los pronombres, y cómo esto hace que las personas trans y no binarias se sientan más seguras y mejor recibidas. Es una manera de animar a las personas a aprender sobre inclusión de género. Para quienes se sienten marginados en la sociedad, esta inclusión y esta visibilización pueden mejorar su situación. Ver cómo las personas a nuestro alrededor expresan sus identidades de esta forma puede ser poderoso y revalorizante.
Pero, así como hay personas que se sentirían mejor, hay otras que aún no terminan de decidir su identidad. Es un camino que puede llegar a llevar toda una vida de introspección y reflexión personal. Y si fuese obligatoria la aclaración del pronombre, se estaría forzando a esas personas a una incomodidad innecesaria.
Del mismo modo que concluí mi entrada anterior, quisiera llamarnos a cada uno a detenernos en este tema. Debemos reflexionar y darnos cuenta, con buena intención y con consideración, si aclarar el pronombre es adecuado y bienvenido, y en qué casos sí es una expresión de reconocimiento y en qué casos es una imposición desagradable. Cuando se tratan temas sensibles como identidad de género, encasillamiento, empoderamiento y discriminación, se debe conversar, se debe tomar un tiempo para pensar pero, por sobre todas las cosas, se debe respetar. El lenguaje es una poderosa herramienta que debemos usar con cuidado. Todo aquello que aclare el género, ya sea con sustantivos, adjetivos o pronombres, puede o no beneficiar a las personas a la larga, pero juzgar a otro por sus elecciones personales definitivamente no beneficia a nadie.
Espero como siempre sus comentarios, ¡son todos muy bienvenidos!
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