En el post anterior me refería al cambio que sufrimos muchos con respecto a nuestro lugar de trabajo durante la pandemia. Cambiamos las oficinas por nuestros hogares de la noche a la mañana y, en muchos casos, sin preparación previa.
En un esfuerzo sin precedentes, tanto profesionales como empleadores y empleados hicimos lo imposible por mantener, y aún mejorar, nuestros niveles de productividad. Era un modo de luchar contra las consecuencias de la pandemia y un modo de demostrar que estemos en la circunstancia que nos encontremos, damos batalla.
No fue fácil mantenerse firmes, pero en todo este período de trabajo completamente remoto, logramos armar estrategias para mejorar nuestro rendimiento.
Según afirman los expertos, el trabajo remoto vino para quedarse en muchos casos y, en otros, los trabajadores harán una combinación de trabajo presencial y virtual. Con lo cual es fundamental que mantengamos estas estructuras e incluso las perfeccionemos para lograr siempre la mejor calidad y eficiencia.
En la entrada de la semana pasada detallé las bases: definir un espacio de trabajo, fijar un horario, planificar una organización y mantener la disciplina. Esta es la primera jugada.
Sumamos ahora una segunda estrategia: el ambiente. No sólo debemos contar con un espacio reservado al trabajo, sino que debe estar despejado lo más posible. Nada de desorden, ni papeles desparramados. Si el área de trabajo está ordenada, nuestra mente también lo está. También debemos sumar algo de música tranquila, que nos ayude a concentrar y eliminar ruidos del exterior que nos puedan distraer. La música correcta, preferentemente no cantada, nos ayuda a mejorar el humor y la predisposición.
Empezamos a trabajar, en el ambiente adecuado y la labor y la productividad van fluyendo. Entra en juego la siguiente táctica. No es la idea detenernos en el momento en el que nos sentimos más motivados y concentrados pero sí debemos programar pequeñas pausas para movernos, estirar brazos y piernas, descontracturarnos y retomar la energía. Trabajar largas horas seguidas es agotador para cualquiera, y en nuestra labor de traductores en particular, estar sentados frente a la computadora es directamente insalubre. Tenemos que descansar la vista y la mente para que cada vez que estemos en el escritorio, sea tiempo productivo y de calidad.
Por último, siempre debemos tener en mente la estrategia personal que armemos para liberarnos del estrés. Es uno de las principales amenazas para el cuerpo y la mente. La capacidad de pensar con claridad disminuye porque el cerebro no puede funcionar correctamente en un ambiente de estrés y ansiedad. Se trata de un proceso muy personal, cada uno debe aprender qué le sirve para sentirse calmo, pero básicamente se trata de balancear la eficiencia con el cuidado de uno mismo. Sirve mejorar la organización, establecer objetivos realistas, aprender a decir NO. Tener demasiado para hacer nos complica el día a día.
Éstas son algunas estrategias que aprendí a usar con el tiempo y que voy revisando y ajustando constantemente. La idea básica detrás de todo esto es mejorar la eficiencia y la productividad a partir de un entorno saludable, cuidando la salud física, mental y emocional, tanto propia como de quienes nos rodean y apoyan día a día.
Como siempre, espero sus comentarios para aprender sus métodos y así enriquecer nuestras vidas entre todos. ¡Los leo!
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