Es verdad que la labor del traductor y del intérprete están íntimamente relacionadas. Ambos trabajan llevando información de una lengua a otra y facilitan la comunicación. También son apasionados de la lingüística y de las diferentes culturas de los países.
Pero entonces ¿cómo hago para diferenciar a un traductor de un intérprete?
Aquí vienen las claves: les presentamos tres formas de diferenciarlos:
Diferencia 1: Información escrita o información oral
Mientras que, como vimos en entradas anteriores, el traductor se centra en la producción de traducciones escritas, el intérprete lo hace con la lengua hablada. Es decir, el traductor trabaja en la reproducción de mensajes escritos, elige términos, realiza búsquedas idiomáticas en ambos idiomas y finalmente produce su traducción al idioma de destino por escrito.
Por su parte, el intérprete trabaja con mensajes orales. Su trabajo consiste en reproducir al instante la lengua hablada en el idioma fuente hacia el idioma meta y viceversa. Debido a esta cualidad particular, debe entonces trabajar en dos direcciones, lo cual se llama traducción directa e inversa.
Diferencia 2: Tiempos de la labor
Otra diferencia muy importante es que el intérprete debe realizar su labor en la inmediatez, en el mismo momento en que se están produciendo los mensajes en un idioma y otro. Por este motivo, no puede valerse de diccionarios o materiales de consulta. Por algo se trata de uno de los trabajos más estresantes (¡y satisfactorios!) que existen.
En cambio el traductor no tiene la necesidad urgente de la inmediatez. Tiene el tiempo de su lado y puede revisar y editar su trabajo valiéndose de distintas fuentes y tecnologías para mejorar la calidad y rigurosidad de su producción final.
Diferencia 3: Lugar de trabajo
Cuando se conviene en la realización de un trabajo de traducción, cliente y traductor acuerdan un plazo de entrega de la traducción y el traductor lleva a cabo su trabajo en su estudio u oficina. Al cliente le resulta indistinto dónde se produce.
Todo lo contrario ocurre con la labor del intérprete: cliente e intérprete acuerdan dónde se desarrollará la reunión a la cual debe asistir el intérprete para realizar su trabajo y lograr un entendimiento entre las personas que hablan diferentes lenguas. Este lugar puede ser un juzgado, una conferencia, una embajada, en fin, mil lugares donde se reúnen personas cuyas lenguas madres son distintas.
Muy bien, llegamos al final de las tres diferencias. Espero que hayan sido de utilidad para que puedas diferenciar un traductor de un intérprete y también valorar ambas profesiones en su anhelo por crear puentes de comunicación, cada uno en el ámbito que le incumbe.
No dejes de escribir en los comentarios si surge alguna duda con respecto a las labores de estos profesionales ¡Te espero!
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